Vuelta al mundo

Sin significar más que una bonita coincidencia numérica, el 10 / 10 / 2010 inicié un viaje que duraría 7 meses y recorrería prácticamente todos los continentes acompañado tan solo por mis ganas de ponerme a prueba en muchos sentidos de la vida. Lo único que tuve claro desde el principio fue que ‘viviría’ en cada ciudad. Por lo tanto, si lo que hago en mi vida es correr, entonces correría en cada sitio que estuviera. Conectar de esa forma con cada ciudad, país o cultura, le aportó un matiz único en sí mismo y a la vez cotidiano.

Uno de los principales retos que suponía el viaje era conseguir comodidad con situaciones incómodas. Vivir permanentemente en cambio (de alojamiento, de transporte, de dietas, de ciudad, de rutinas…) signfica algo más que «keep going». Significa tener que resolver cada una de las nimiedades que se presenten en el camino y no acostumbrarse a nada más que el cambio.

Deportivamente recordaré con especial cariño los 22km lluviosos de carrera en San Francisco con obligado paso por el Golden Gate, el mágico recorrido por el puente de Brooklyn y Central Park, ir acompañado en la India por unos niños en bici mientras me retaban a inocentes sprints, perderme por una ciudad en la India en una de mis carreras, las atónitas y sorprendidas miradas chinas cuando pasaba corriendo o una espectacular carrera nocturna bordeando un lago a las afueras de Dallas en plena luna llena.

Hay gente que envía postales o souvenirs de sus viajes. Yo me quedo con mis rutas en Garmin Forerunner y las experiencias vividas en cada carrera.