A veces es psicológico, a veces físico, a veces ambos… miedo a empeorar una lesión o a quemarte o simplemente por feeling, a veces tenemos ese deseo de parar. ¿Paramos o no?

– Si te sientes normal-pelín cansado…. termina; haz ese esfuerzo extra por continuar. La recompensa al finaliar y sentirte realizado por no abatirte y continuar con disciplina será la mayor recompensa.

– No estás rindiendo lo programado… olvídate del reloj. Continúa sin presión pero continúa. Evitas la frustración del abandono.

– Si no es el día para x haz y. Comienzas a entrenar después del calentamiento y ves imposible hacer la distancia o el tiempo programado por diferentes motivos. Cambia el entrenamiento y si al día siguiente tenías series, hazlas ahora.

– Estás cansado. Simplemente baja el ritmo -aunque sea insultantemente bajo para lo que estás acostumbrado o te programaste- y finaliza la sesión.

– O vete a casa… si estás destrozado, lo haces por obligación, los músculos no dan más de sí antes de empezar por el esfuerzo del día anterior… vete a casa; no te quemes.

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