Miedo al fracaso
Carece de la menor importancia que entrenes mentalmente, si no enfocas correctamente el reto que estás a punto de comenzar no lo lograrás, ni te acercarás al objetivo. Cuando acabas una competición en la que no logras un resultado satisfactorio el peor de todos los sentimientos es la frustración.
Te gustaría haber hecho algo distinto pero, como en la vida, no hay un ensayo final para este tipo de cosas.
¿Te sentiste mal haciendo deporte? Entonces muy probablemente hiciste como la mayoría de atletas que acuden a una competición: con una actitud conservadora.
La ironía consiste en que si practicas cualquier tipo de deporte con un perfil conservador tienes mínimas posibilidades de hacer cualquier buen papel. Lo contrario que cuando te entregas al máximo. El deporte exige riesgos para su victoria. Por tanto, es ahí donde radica el fallo; antes de comenzar lo que obviamente no quieres es fracasar, pero cuando las cosas se complican y no logras el resultado esperado es cuando te arrepientes de no haber dado todo lo que tenías al pensar que no merecía la pena darlo. La mejor opción es comprometerse desde un principio antes de la competición en darlo todo.
El miedo al fracaso es una fuerza brutal que provoca pensamientos contraproducentes. Hay que asumir riesgos en el deporte, siempre. Al aumentar los riesgos las posibilidades de fracasar también aumentan así que has de moverte en ese punto incierto. Si le tienes miedo al fracaso no asumirás riesgos ya que te concentrarás más en no decepcionarte que en triunfar.
Hay que eliminar la pregunta “¿Qué podríamos haber hecho?”. Es mejor cometer errores por acción que por omisión.
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