Entrenando la Cursa de la Mercè
Corría en serio, había hecho dos mediamaratones y ya no me lo podía quitar de la cabeza. Así que cuando me apunté a la carrera de la Mercè en Barcelona estaba claro que el objetivo no eran los 10km. sino hacerlos en buen tiempo y decírselo y animar a amigos, compañeros y demás, no hacía sino que crearme más presión.
El primer handicap era cambiar el tipo de entrenamiento ya que me había acostumbrado a distancias más largas y había dejado la explosión y el sprint bastante abandonados. Tocaba cambiar el estilo de correr y el método de entrenamiento.
Primero pensé en hacer cada día 12 km e ir mejorando la velocidad… pero lo descarté así que empecé a entrenar distancias cortas a ritmos muy elevados. 3 km a máxima velocidad, otros 3 km a máxima velocidad, luego 4 km… luego 5 km… Me acostumbré de nuevo a la sensación de tener las pulsaciones por minutor por las nubes. Me acostumbré a la velocidad. Me acostumbré a sufrir… pero se me acababa el tiempo.
Me entró cierto nerviosismo porque no conseguía los registros que me había marcado, ni en velocidad ni en distancia… hasta 4 días antes de la carrera. En un trayecto totalmente plano y cada vez más concentrado en la tarea, y sin música, conseguí mi mejor marca personal y por mucho margen. Me inyectó la confianza que necesitaba.
Lo que pasó en los siguientes días fue algo que no tenía previsto… dejé de correr. Incluso un día hice un intento y solo estuve 15 segundos. Mentalmente distraído y por obligación, no rendía. Demasiadas cosas en la cabeza, todas personales. Lo dejé. Preferí reservarme las ganas y la ilusión para una carrera, la primera oficial en la que participaba… y dio resultado.
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