No es un objetivo, es una experiencia
Adquirimos conocimientos en el colegio, instituto y universidad para potenciarlo en nuestro trabajo. Afrontamos competiciones, ganamos títulos, palmaditas en la espalda, aplausos, elogios y quizá fama, pero todo se concentra en nuestro rendimiento.
La vida parece un «trabajo», tareas cumplidas… porque realmente es así. Nos sentimos juzgados a diario porque la gente nos juzga habitual igual que nosotros juzgamos a los demás, aspecto que retroalimenta la sensación de ser juzgados y alenta nuestra dedicación.
Esto nos sumerge en una paradoja. Si vivimos la vida interpretándola en base a resultados es una apuesta segura hacia el estrés y la infelicidad; un bucle de mediocridad.
Si quieres cambiar a mejor tienes que cambiar de base, algo innovador, algo fresco y con la mente totalmente abierta, aceptando cualquier resultado sea positivo o negativo.
Una vez encuentres un resultado con el que estés cómodo, has de renovar tus cimientos y probar cosas nuevas, no centrarte en donde te sea fácil cómodo.
Si ves tu vida como un sencillo listado de resultados y «métricas» de las motivaciones, tus fracasos serán terriblemente dolorosos y no experimentarás más. Si lo vives como una experiencia los fracasos son solo compañeros de viaje que dejas atrás.
Buscar quedar bien, aprobación, aplausos, impresionar, ganar algo, aceptación… son signos de un enfoque en base a resultados. Cuando te aventuras y simplemente ‘vives’ explorarás lo que significan los sentimientos tanto positivos y negativos.
Los aplausos son reconfortantes pero no significan éxito. Para una realización completa, el éxito se obtiene cuando nos sumergirnos en la experiencia sin preocuparnos del resultado obtenido, solo de lo aprendido. Es una forma de llegar a un fin sin importar el fin.
Cuando tu entrega en el resultado no sea al 100%, los éxitos sabrán a poco y tan pronto consigas uno reto y su consiguiente satisfacción personal te preguntarás ¿y ahora qué?
Cuando te encuentras en una situación dura, al no buscar un resultado per se, lo importante es el momento. Pequeñas victorias y no algo a largo plazo, solo buscas sensaciones.
Como objetivo y rendimiento, ni idea de cómo juzgarlo. Como experiencia, fue perfecta. Una aventura siempre lo es.
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